jueves, 1 de enero de 2009

Mis amores

Estos son mis gatos, mis amores, en la actualidad.

Boris


Boris II es el segundo gato que tuve, y el segundo hijo de Brahma, la gata de mi querida amiga Betina.

Blixa


Boris estuvo perdido quién sabe dónde durante 18 meses. En ese tiempo, adopté a Blixa, que había sido abandonado en la puerta de la casa de Betina.

Rusi


Le quedó el nombre por lo terrible, es el mote de uno de mis sobrinos, que tiene más anécdotas que mejor ni hablar.

Rorra


La llamé Tía (y es el nombre que figura en su ficha clínica) porque la encontré echada al sol, entregada ya, esperando la muerte. Afortunadamente pude rescatarla. La llevé a casa en una caja de galletitas Tía Maruca que me dieron el el kiosco del hospital Vidal de Corrientes Capital. Unos meses después, durante quince días en que me ausenté, una mala persona ingresó a mi casa, echó a mis gatos a la calle y cerró todo para que no volvieran a ingresar. Ojo con quien queda de casero! A mi regreso, luego de la desesperación de encontrarme con un desastre, y ningún gato, comencé a buscarlos; ésta gatita fue la última en aparecer, sucia y hambrienta. Le dí comida, y como quedó con una panzota le dije "Rorra" y se puso tan contenta que comencé a llamarla así. Cada vez que la llamo viene corriendo con una alegría indescriptible.

Tito


Lo abandonaron siendo recién nacido, en la puerta de la casa de mi amigo Carlitos, cuando yo la cuidaba... Se lo regalé a la loca de mi amiga Malena, que al verlo me dijo que era "tiquititito" y de ahí le quedó Tito. Por esas cosas de la vida, Malena cantó el tango y dejó el gato a mi cuidado para siempre.
Tito falleció hace unos días, víctima de una enermedad que no llegué a tratar a tiempo. Una mascota requiere de cuidados especiales, y estoy cada ve más convencido de que no se pueden delegar responsabilidades; viajar no es sólo un riesgo personal, sino también un peligro latente para todo lo que uno ama. Cosas que no pueden evitarse... o al menos que no se ueden prever.

Las hermanitas:


Eran tres gatitos abandonados que una amiga encontró una mañana al salir de casa. Se fue a las 7:30 y regresó a los cinco minutos con los tres mininos aún mojados por el rocío, cubiertos con su campera, aferrándose a ella con desesperación, perdidos, desorientados como cualquier pobre criaturita arrancada de su madre y echada a la intemperie.
En ese entonces, una de mis gatas había parido hacía muy poco tiempo, y los adoptó, los sobreprotegió, y les dió de mamar hasta los 6 meses de edad.

Pompis


Coshita


Minino


Lo rescaté de un taller en Corrientes; había un enfermito que lo ahorcaba y maltrataba, así que es bastante arisco. Siempre anda vagando por las noches, y a la mañana lo encuentro durmiendo en el lavadero.

Renata


Esta gata es de mi hermana, que la ama y la abraza y la apretuja cuando viene a casa, pero no le preocupa mucho el destino ni de ella ni de ninguno de sus gatos.

Sabrina


También es de mi hermana; tenía alrededor de un mes de edad cuando la trajo mi cuñado de Córdoba, una vez que fue a jugar un campeonato de futbol de salón y la encontró abandonada.

Enzo


Otro gato de mi hermana, lo bautizó en honor al Gran Enzo Francéscoli.
Aclaro que soy bostero.
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